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La cardiomiopatia dilatada del perro, una enfermedad silenciosa.

La cardiomiopatia dilatada es la cardiomiopatia más comun en los perros de gran tamaño y es hereditaria en el Doberman con una alta prevalencia (50-58%).


La cardiomiopatía dilatada (CMD) primaria o idiopática es la segunda enfermedad cardíaca en el perro después de la enfermedad degenerativa de la válvula mitral, y la primera en los perros de las razas más grandes.

La CMD tiene una clara predisposición racial, afectando mayormente perros de ciertas razas grandes y gigantes, y es anecdótica o inexistente en perros de razas pequeñas.

Las razas afectadas más comúnmente son Dobermans, Gran Danés, Irish Wolfhound y Cocker Spaniel.

La prevalencia de la enfermedad en estas razas predispuestas puede ser muy alta, como por ejemplo la raza Doberman, donde la prevalencia es aproximadamente del 50-58% según los estudios. Uno de cada dos Doberman presentan cardiomiopatia dilatada.

Además de ser muy prevalente, la CMD es muy a menudo una enfermedad letal, causando signos clínicos en la mayoría de perros afectados y la muerte por causa cardíaca en una muy alta proporción de estos.

Clásicamente, en la literatura veterinaria, la CMD idiopática se describe como la disfunción sistólica (contracción cardiaca) del ventrículo izquierdo sin una causa primaria subyacente detectable y que a menudo resulta en fallo cardíaco congestivo. La CMD puede ser secundaria a causas inflamatorias (miocarditis), infecciosas, nutricionales (déficit de taurina o carnitina en dietas “veganas”), endocrinas (hipotiroidismo), infiltrativas, isquémicas, etc. Así pues, la CMD debe de considerarse un diagnóstico de exclusión: no se debe de diagnosticar la forma primaria hasta que todas las otras posibles causas hayan sido definitivamente descartadas.

La cardiomiopatía dilatada se clasifica en tres etapas que representan un continuo de la enfermedad:

La Etapa I se caracteriza por un corazón estructuralmente normal, sin presencia de arritmias y sin evidencia de signos clínicos de enfermedad cardíaca.

La Etapa II (fase oculta) se caracteriza por no presentar signos clínicos, por lo que desde la perspectiva del propietario la enfermedad es oculta, pero sin embargo ya se pueden detectar anomalías estructurales en forma de reducción de la contractilidad cardíaca o aumento del tamaño de las cámaras cardíacas, o bien aparecen arritmias sin consecuencias hemodinámicas para el paciente; las arritmias y disfunción sistólica pueden coexistir en el mismo paciente.

La Etapa III se caracteriza por la presencia de signos clínicos de fallo cardíaco congestivo, signos clínicos debidos a las arritmias, o ambos.

El método de elección para el diagnóstico de la CMD es realizar una ecocardiografía para demostrar la disfunción sistólica y agrandamiento de cámaras cardíacas y realizar un Holter o electrocardiograma ambulatorio de 24 horas. Ambos tests deberian de realizarse al mismo tiempo.


MIRA ESTOS VIDEOS DE PERROS CON CORAZONES NORMALES Y PERROS CON CARDIOMIOPATIA DILATADA EN FASE OCULTA Y SINTOMATICA.
 
  
Ecocardiografia de un perro con morfologia cardiaca normal. VI: ventriculo izquierdo. VD: ventriculo derecho. AI: atrio izquierdo. AD: atrio derecho.
 
Ecocardiografia de un perro Doberman de 3 años con CMD en fase oculta.
 
Ecocardiografia de un perro Doberman de 6 años con CMD sintomatica, se presentó por edema pulmonar.
 
Ecocardiografia de un perro Mastin de 8 años con CMD sintomatica y fibrilación atrial, se presentó por ascitis.

 


Los criterios de diagnostico son:
ECOCARDIOGRAFIA
- incremento de los volumenes ventriculares mediante el metodo Simpson. EDVI > de 95ml/m2 y ESVI >55ml/m2
ESTUDIO HOLTER
- menos de 50 complejos ventriculares prematuros aislados en un Holter de 24h se consideran normales. 
- mas de 300 complejos vetriculares prematuros en 24h o dos estudios anuales consecutivos con un total de complejos prematuros entre 50 y 300 en 24h se consideran diagnosticos de cardiomiopatia dilatada en fase oculta, a pesar de los resultados de la ecocardiografia.

 

 

El tratamiento ideal para la CMD es aquel que consiga prolongar la fase oculta o subclínica el máximo posible, retrasando la aparición de signos cardíacos y por tanto de la muerte del paciente por causa cardíaca.

 

 

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