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Keratoconjuntivitis seca en el perro

El ojo seco, o Keratoconjuntivitis seca, puede perjudicar gravemente la visión de nuestros perros si no se diagnostica y se trata de forma adecuada.


La keratoconjuntivitis seca (KCS), también llamada “ojo seco”,  es una enfermedad ocular en la que la córnea y los tejidos circundantes (conjuntiva) se inflaman por una producción de lágrima inadecuada.

La lágrima está compuesta por agua, lípidos y moco. En esta enfermedad se produce un déficit cuantitativo de la porción acuosa de la lágrima, la cual se produce en la glándula lacrimal y la glándula del tercer párpado.

 

¿Cuál es la causa de la KCS?

Existen varias causas de KCS, por lo que es importante acudir al veterinario para que te recomiende el mejor tratamiento. Algunas razas están predispuestas a desarrollar KCS, y se cree que tiene un componente genético: Cocker Spaniel, Cavalier King Charles Spaniel, West Highland White Terrier, Bulldog Inglés, Yorkshire Terrier, Carlino, Lhasa Apso, Shih Tzu, Pequinés, entre otras.

  1. Inmunomediada: la más frecuente, también llamada idiopática. En la mayoría de los casos la causa de la KCS no se identifica y se clasifica como idiopática. Se cree que la causa es un ataque del sistema inmunitario a la propia glándula del animal, destruyéndola, atrofiándola y disminuyendo de forma consecuente la parte acuosa de la lágrima.
  2. Congénita: los animales nacen sin glándula lagrimal (aplasia) o con glándula pero parcialmente funcional (hipoplasia). Esto ocurre especialmente en los Yorkshire Terrier, donde suele notarse un ojo más seco que el otro
  3. Fármacos: uno de los más frecuentes es el trimetoprim-sulfa y otros derivados sulfamídicos. Los perros con mayor riesgo son aquellos con pesos inferiores a 12kg, el daño puede ser temporal pero se han descrito casos con daño permanente. Los fármacos que se utilizan durante la pre-anestesia y anestesia reducen de forma temporal la secreción lagrimal, por lo que durante el intra-operatorio y post-operatorio es muy importante utilizar lubricantes, especialmente en razas con predisposición a la KCS. La atropina, utilizada de forma tópica o sistémica también reduce la cantidad de lágrima.
  4. Iatrogénica: la glándula del tercer párpado produce hasta un 30% de la porción acuosa de la lágrima. Es por este motivo que su extirpación está contraindicada en la gran mayoría de los casos. Su eliminación puede producir KCS, especialmente en razas predispuestas
  5. Neurogénica: en ocasiones se puede producir un traumatismo o inflamación en la zona de la órbita y alrededores. En estos casos puede perderse inervación parasimpática de la glándula lagrimal (Nervio VII) y/o pérdida de la inervación sensitiva de la córnea (Nervio V). Debido a que las ramas parasimpáticas del nervio VII inervan las glándulas nasales laterales, perros con una KCS neurogénica suelen presentar sequedad y costras en la nariz del mismo lado afectado (xeromicteria ipsilatertal).
  6. Enfermedades sistémicas: perros con Diabetes Mellitus, Hiperadrenocorticismo (Cushing) o Hipotiroidismo tienen tendencia a desarrollar KCS.

 

¿Qué notaré si mi animal tiene KCS?

La mayoría de los perros presentan unos ojos rojos, irritados y en ocasiones dolorosos. Suelen parpadear de forma constante, e incluso quedarse con los ojos entrecerrados o cerrados.

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Suelen presentar una legaña amarillenta-verdosa, espesa que suele acumularse en el lagrimal, en la fosa conjuntival e incluso sobre la misma córnea. La córnea suele tener un aspecto reseco, sin brillo.

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En la gran mayoría de los casos existe cierto grado de ulceración sobre la córnea, o historia de repetidas úlceras y conjuntivitis. En una KCS crónica, la córnea pierde su transparencia tornándose opaca, de color oscuro, con vasos sanguíneos.

 

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa en la historia clínica y en la realización de un test llamado “Schirmer tear test I”. Este test se realiza utilizando unas tiras de papel que se introducen en el ojo del animal y nos miden la lágrima durante 1 minuto. La longitud de papel mojado en un animal normal es entre 15-25mm, por lo que mediciones inferiores a 15 suelen confirmar la presencia de una KCS.

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¿Mi perro tiene KCS, cómo debo tratarla?

El tratamiento de la KCS tiene como objetivo estimular la secreción lagrimal y proteger la córnea. Los dos colirios más utilizados son la Ciclosporina y el Tacrólimus. Es importante acudir a las revisiones veterinarias para ir haciendo mediciones porque en ocasiones hay que aumentar la dosis o cambiar de producto. Si el animal presenta conjuntivitis u otras lesiones asociadas a la KCS, puede ser necesario administrar por unos días antibiótico y antiinflamatorio.

Es muy importante limpiar cada día las secreciones acumuladas para evitar la formación de grandes legañas que acaban provocando dermatitis y otras lesiones que suelen ser molestas y dolorosas para tu animal.

Estas medicaciones son de por vida, y normalmente se acompañan del uso de lágrimas artificiales para potenciar la protección corneal.

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