La torsión pulmonar en el perro y en el gato
La torsión pulmonar es una patología aguda que requiere intervención quirúrgica de urgencia.
La torsión de un lóbulo pulmonar occure cuando una parte del pulmón se gira sobre su eje original, colapsando el bronquio principal y los vasos sanguíneos adyacentes. Esto desencadena una obstrucción para la entrada y salida de aire y sangre desde el lóbulo afectado.
La torsión occurre de manera espontánea o asociada a otros factores predisponentes como efusiones pleurales,quilotórax o patologías respiratorias crónicas, entre otros.
La patofisiología de la torsión pulmonar no está del todo descrita. Parece ser secundaria a un colapso parcial de un lóbulo pulmonar, sea espontáneo o secundario a una patología. La reducción de volumen del lóbulo afectado cambia las relaciones espaciales permitiendo una rotación del mismo sobre su eje.
Los perros de raza grande están más representados en las estadísticas en comparación a los perros de raza pequeña. En concreto, el perro de raza Carlino parece estar predispuesto a la torsión del lóbulo craneal izquierdo. Las partes pulmonares más frecuentemente torsionadas en todos los pacientes son el lóbulo medio derecho y el izquierdo craneal.
Los signos clínicos más frecuentes en la presentación aguda son taquipnea, disnea y tos. Además, los pacientes con derrame pleural pueden presentarse con disnea severa.
En los casos crónicos, los signos respiratorios pueden no ser tan obvios y presentarse otro tipo de signos menos específicos como anorexia, apatía, pérdida de peso y vómitos.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen. En las radiografías, se puede detectar un aumento de la radiodensidad de los lóbulos afectados. Es frecuente ver un patrón vesicular radiolúcido sobrepuesto debido al aire atrapado en el lóbulo torsionado. El mediastino y la tráquea suelen estar desplazados. La tráquea frecuentemente se desplaza dorsalmente. El recorrido de los bronquios en el lóbulo afectado puede verse alterado.
La ecografía permite visualizar en el interior del lóbulo torsionado una imagen característica. Los márgenes del lóbulo pulmonar torsionado son redondeados, hipoecoicos, con aire en el interior, muchas asociado además a efusión pleural. Si se investigan estos lóbulos con Doppler color no es posible evidenciar flujo arterial ni venososo en los vasos sanguíneos.
La tomografía evidencia muchas veces una interrupción no fisiológica del recorrido del bronquio afectado, con ausencia de llenado por contraste del lóbulo pulmonar, además del enfisema vesicular y de la efusión pleural.
El diagnóstico definitivo es intraoperatorio o en necropsia.
El tratamiento requiere la extirpación quirúrgica del lóbulo afectado.
Antes de someter al paciente a cirugía, es importante estabilizarlo con oxígeno, analgesia, toracocentesis (si es necesaria), antibióticos si se sospecha de un proceso infeccioso pulmonar primario o secundario y fluidoterapia.
El abordaje quirúrgico es por toracotomía intercostal izquierda o derecha en función del lóbulo afectado. La toracoscopia también permite realizar la lobectomía pulmonar.
La porción del pulmón afectado es suturado o clampado antes de destorsionarlo para evitar el síndrome de reperfusión con el consiguiente paso de toxinas al torrente circulatorio. La sutura se puede realizar con grapadoras automáticas o con suturas convencionales, comprobando la ausencia de escapes de aire o sangre en el punto de incisión.
El pronóstico suele ser bueno en la mayoría de los casos de torsiones espontáneas y sin afectación toracopulmonar. En caso de existir quilotórax inicial, el pronóstico empeora.